jueves, 1 de diciembre de 2016

Ritos funerarios

Cuando la muerte afecta a algún representante público, hay unas normas de comportamiento que, del mismo modo que ocurre en la vida privada, se aplican de forma casi automática sin que, hasta ahora, con la presencia de los nuevos partidos emergentes, se hayan puesto en cuestión.

Cuando fallece un parlamentario en activo, se guarda un minuto de silencio en las cámaras.  Cuando fallece un estadista extranjero, se manda un representante de alto nivel para expresar las condolencias. El momento de las condolencias no es el adecuado para juzgar los comportamientos de unos y otros, pues simboliza la solidaridad con sus votantes o con los ciudadanos del país afectado, del mismo modo que cuando damos el pésame a cualquier persona que ha perdido un ser querido.

La negativa de Podemos a participar en el minuto de silencio en memoria de Rita Barberá es un postureo absurdo, propio de un comportamiento infantil y un tanto cirquense que aprovecha cualquier circunstancia para hacerse notar. No es justificación alegar que  no se accedió a guardarlo en otros casos. Si hay algo que comentar en ese sentido hágase en otro momento y en el órgano correspondiente. 

El segundo partido emergente no perdió tampoco la ocasión de hacer un despropósito parecido. Con ocasión del fallecimiento de Fidel Castro, se dedicó a criticar de forma parcial y sesgada su figura, para pedir que en vez del Rey suplente, fuera a sus funerales un funcionario de menor rango. Olvidan estos adanistas de Cs, que Cuba es un país con el que España tiene relaciones históricas y económicas muy importantes, que se han mantenido hasta en los tiempos de la dictadura franquista, a pesar de las notables diferencias políticas. La descortesía sería más hacia los cubanos  que hacia Fidel que, seguramente, le afecta muy poco.

Los cambios políticos que, con el entusiasmo del novato, predican tanto uno como otro, no tienen porque afectar a las normas de cortesía que funcionan desde hace siglos.

Señores de Podemos y Ciudadanos, déjense de "postureos" y de chorradas y no den trascendencia política a lo que es simple cortesía institucional.

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