El Presidente de la Comunidad de Madrid, llamado "el heredero" porque su puesto no lo ha obtenido en unas elecciones sino que le ha caído del cielo por obra y gracia de su antecesora, Esperanza Aguirre, es un autentico esperpento político con una enorme facilidad para meter la pata, muchas veces de forma gratuita.
La última, por ahora, han sido los comentarios, que nadie la ha pedido, insultantes y descalificadores de la Marcha por la Dignidad que ha llenado las calles de Madrid el pasado domingo.
¿Era necesario comparar a los convocantes con los fascistas griegos de Amanecer Dorado?
¿Había que caracterizarlos como los seguidores del actor extremista Willy Toledo que, además, parece que tiene la osadía de vivir en Cuba,?
Los manifestantes del 22M son ciudadanos muy cabreados con las políticas del gobierno, que ejercen su legitimo derecho a exigir públicamente sus reivindicaciones. Le guste o no al Sr. Gonzalez.
Este tipo de declaraciones no son necesarias ni siquiera para la derecha que gobierna Madrid, que tendría que tener, al menos, la profesionalidad de tragarse el sapo de aguantar una manifestación de protesta de varias decenas de miles de ciudadanos.
Este impresentable personaje ha conseguido algunos notables records como el de superar los limites de incompetencia y de mal gobierno de su antecesora.
Otra de sus geniales iniciativas es la de inventarse el nacionalismo madrileño para hacer competencia a Catalunya y de paso, tocarle las narices a su compañero de partido, el ministro de hacienda Sr. Montoro. Tampoco hacer amigos parece ser su mejor virtud.
Basta con seguir minimamente los debates de los jueves en la Asamblea de Madrid, para apreciar las capacidades de este sujeto, que no son otras que las de insultar y faltar el respeto de forma sistemática a sus adversarios políticos y a la ciudadanía madrileña.
Hay que esperar que que el PP no presente a I. Gonzalez como candidato pues, aunque facilitase la victoria de la izquierda, tendríamos que aguantar sus impertinencias durante otros cuatro años.