viernes, 28 de febrero de 2014

Quitar los bancos

El Ayuntamiento de Sevilla ha decidido quitar los bancos de la plaza del Pelicano.

No se trata de quitar ninguna sucursal de un banco financiero, en justo castigo por la actitud negativa que los bancos tienen con los ciudadanos negándoles el crédito o desahuciándoles de sus viviendas o como protesta por el dinero que nos va a costar el rescate por su mala gestión y sus abusos.

Se trata de los bancos de un parque que al parecer molestaban a algunos sensibles e influyentes vecinos porque  en ellos se reunían jóvenes ruidosos.

No es la primera vez que se produce una alcaldada de estas características en Sevilla, en Agosto de 2011 se hizo una operación similar, para ocupar posteriormente el espacio liberado con  la terraza de una cafetería. Debe ser que el ruido de pago molesta menos.

Hay alguna sugerencia que hacer a este Ayuntamiento.

Una sería un banco móvil como el de la imagen, que se puede retirar sin necesidad de obra.

Otra posible  solución, que incluso puede proporcionar beneficios económicos a las arcas municipales, consiste en poner un banco inteligente, dotado de  un mecanismo disuasorio que actúa cuando se pasa el tiempo pagado.

Desde luego el invento es los suficientemente educado como para avisar unos segundos antes de que suban las púas.

La retirada del banco puede no ser suficiente ¿Que pasa si los ruidosos jóvenes se sientan en el suelo y siguen haciendo ruido? En ese caso habría que quitar la plaza y quizá sustituirla por un supermercado  que probablemente sería más rentable.

lunes, 24 de febrero de 2014

Periodismo sin limites morales: Operación Palace

Que la prensa es el cuarto poder es algo bien sabido hace mucho tiempo pero la ambición de algunos periodistas en situarse por encima del bien y del mal para hacer y decir lo que les da la gana, amparados en la libertad de expresión que ellos mismos tendrían que controlar pues corren el riesgo, lo corremos todos, de que se la limiten externamente.

El lamentable programa de J. Evole, Operación Palace, es una prueba de ello. Convertir el intento de golpe de estado del 23 F  en una mascarada cinematográfica y sugerir la complicidad de políticos, periodistas,  servicios  secretos y diplomáticos para engañar a todo un país, es algo que no tienen ningún derecho de hacer y que habría que castigar con el  boicot al programa Salvados, para que se quede sin audiencia y desaparezca de la parrilla.

Más lamentable que el programa en sí, que podría considerarse como el exceso de un periodista ambicioso y sin escrúpulos que se ha creído el rey del mambo, es la complicidad de antiguos políticos, periodistas e intelectuales, que fueron alguien en la vida política y social española, que algunos todavía lo son, que se han prestado a esta gracieta tan  poco respetuosa. Prestigios sólidos, labrados en años de buen hacer profesional, se tambalean con estas colaboraciones. Tendrían que pedir disculpas a todo el país por el daño  moral que han hecho.

El 23F fue el momento más grave de la transición española y en él  se pusieron en riesgo muchas cosas. Algunos, por ejemplo, tuvimos que salir corriendo y muertos de miedo, a retirar los archivos de los locales de los partidos de izquierdas, para proteger los datos de los afiliados. Otros, más comprometidos, tuvieron que salir de sus casas y prepararse para un posible exilio. 

Las jóvenes generaciones que no vivieron aquellos días deberían tener acceso a la información más exacta posible para comprender la transición democrática española. Payasadas como la  Operación Palace son totalmente negativas.

jueves, 20 de febrero de 2014

1004 de Movistar

Uno de los esperpentos más notables que tenemos en España son los servicios comerciales de los operadores de telefonía.

Empiezo confesando  que, como usuario y profesional de las telecomunicaciones, soñé muchas veces hace unos años, con la liberalización de los servicios de  telecomunicaciones . Cuando llegó el fin del monopolio de Telefónica seguí casado con Telefónica, casi en plan antiguo, porque todos mis datos me indicaban que aunque Telefónica no había mejorado gran cosa con la liberalización, los otros operadores que llegaron superaron con creces sus peores prácticas.

Una de las operaciones más complejas de  nuestro país es dar de baja una línea telefónica, debo decir que con bastante esfuerzo, lo he conseguido.

Hace pocos días fui a una tienda de Movistar, una subcontrata por supuesto, con el objetivo de unificar mis lineas en un solo contrato de fusión. Debo decir que fui atendido perfectamente y el asunto se resolvió sin mayor dificultad.

Los problemas vinieron cuando pretendí dar de baja una línea, que Telefónica me había supuestamente regalado hace unos meses, sin que yo la hubiera pedido,  para utilizar el servicio de datos móvil en sitios en los que no tuviera WIFI.

El supuesto regalo venía con trampa pues se trataba de un contrato tipo "Tu eliges" que solo pagas cuando consumes, salvo, y de eso te enteras más tarde, una cuota mensual fija de 4,60 €.

Aprovechando la visita intenté dar de baja esa línea, que nunca había utilizado ni pensaba utilizar, pues no están los tiempos para regalar nada y menos a Telefónica. Lamentablemente la operación de dar  de baja se la reserva Telefónica a sí misma a través de su ¿servicio? 1004.
  • En la primera llamada al 1004, después del protocolo correspondiente consistente en una maquina parlante que no se entera de nada y que te acaba pasando con un operador. El operador te te toma los datos luego te pregunta que es lo que quieres y al comentarle que es una baja te pasa con el departamento de bajas. Un segundo operador te vuelve a tomar los datos y te comunica que, lamentablemente, sus ordenadores están  en mantenimiento y no tiene acceso que ella te llamará más tarde.
  • Como la llamada no se efectúa, como era de esperar, insisto con una segunda llamada. Esta vez la estrategia es diferente. Después del protocolo de identificación, una operadora me dice que las bajas hay que pedirlas por carta. Ante mi sorpresa de que  en el siglo XXI Telefónica te pida una carta, acaba cediendo y dice que va a consultar. Como aguanto el tirón y no cuelgo acaban colgando ellos.
  • Tercera llamada. Protocolo habitual y paso a la operadora de  bajas que me dice que teclee en el móvil el número de la línea que quiero dar de baja. Tecleo el  número correspondiente y la llamada se corta.
  • Cuarta llamada, se repite el escenario de la tercera pero esta vez ,en vez de cortarse la llamada al teclear el número, aparece un nuevo operador que actúa como si fuera nuevo y empieza con el protocolo de identificación. A estas alturas, ya algo caliente, le digo que quiero dar de baja una línea.
  • Intenta por todos los medios evitar que la dé de baja, proponiéndome que se la traspase a un amigo o pariente o que la convierta en línea de previo pago. Después de insistir bastante,  acepta darme de baja pero me indica en tono de amenaza, que tiene que grabar la llamada. El protocolo de grabación es el habitual de identificación, algo más largo y con el añadido de un casi juramento de que quiero dar de baja la línea.
Creo que he conseguido dar de baja la línea, aunque no me extrañaría que el próximo mes volviera a a aparecer el cargo correspondiente en la factura.

Es lamentable que los operadores del 1004 estén totalmente mediatizados por la compañía para poner todas las pegas del mundo antes de dar de baja una línea, sin el más mínimo respeto a los consumidores.