Esta corte que podría describirse como un conglomerado, atendiendo a la definición de este término como: Mezcla confusa de personas o cosas de distinto origen o naturaleza y a menudo contrarias, se ha complementado desde su nacimiento con una serie de personalidades de carácter progresista que, de una forma un tanto ingenua, han creído en las capacidades regeneradoras de este proyecto.
Aunque Podemos todavía mantiene el apoyo de muchas de estas bienintencionadas personalidades, algunos de los apoyos de primera hora, como el fiscal Villarejo, que fue candidato en las elecciones europeas, ya se han desenganchado, otros, como la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, toman sus distancias y se mantienen al margen de sus campañas electorales, mientras intenta gobernar con un equipo en el que abundan personas sin experiencia, incompetentes y sectarias.
Sin embargo, en un intento de frenar la caída persistente de su popularidad, Pablo Manuel ha seguido con su campaña de marketing, incrementando la nómina de personajes con nombre conocido, con independencia del perfil que tengan.
El esperpento ha llegado finalmente con el fichaje de Julio Anguita, el dirigente mas sectario de la izquierda española y de Diego Cañamero, un sindicalista campesino con estrategias y maneras más propias del siglo XIX, que sustituirá como cabeza de lista en Jaen a otro dirigente jornalero procesado y encarcelado por agresiones.
En total coherencia con estas propuestas, Podemos ha ofrecido un puesto para el senado a un ex-diputado del PP por Cantabria. ¡¡No le hacen ascos a nada!!
¿Pretende Podemos con estas incorporaciones hacer una estrategia transversal que atraiga a una mayoría de electores españoles de distintas orientaciones políticas?
Ante estas noticias, un veterano compañero socialista comentaba. No hace falta que hagamos campaña electoral, ya nos la van a hacer Anguita y Cañamero.
Es posible que tenga razón