Como ha confesado algún insigne padre de la constitución, en 1978, para evitar "borboneos" como los que practicaba Alfonso XIII, se otorgó a la monarquía un papel de guinda del pastel que adorna mucho pero aporta muy poco.
No siempre tuvo el Rey ese papel, al principio de la época constitucional, en el caso del golpe militar del 23 F, el Rey jugo un papel relevante para frenar el golpe.
Pero el Rey Felipe no ha tenido necesidad hasta ahora, afortunadamente, de ser más que un complemento ornamental, papel que desempeña muy bien pues tiene buena planta, don de gentes y habla idiomas.
La utilización del Rey como embajador extraordinario en instituciones internacionales para decir discursos genéricos que, habitualmente, aportan muy poco pero lucen mucho, es una practica muy extendida que normalmente no incordia pues se admite como parte del guion.
Sin embargo el gobierno, que es quien escribe los discursos reales o el propio monarca, que alguna capacidad de opinión tendrá, deberían cuidarse de evitar decir cosas que puedan ofender a los ciudadanos.
En la reciente cumbre de refugiados de la ONU, el Rey dio en su discurso una teórica sobre la solidaridad con los refugiados, indicando que España siempre había sido un país solidario.
Dado el lamentable papel que hemos tenido en la actual crisis de los refugiados en la que el gobierno, y por tanto España como país, ha tenido un papel lamentable, a la cola de la falta de solidaridad, esta afirmación real está totalmente fuera de lugar por ser totalmente falsa. Muchos ciudadanos españoles, que lamentamos profundamente esta actitud del gobierno, hubiéramos deseado que el Rey hubiera hecho una autocrítica de nuestra actitud y manifestado un cierto "propósito de enmienda". A falta de autocrítica, el Rey podría haberse limitado al bla, bla, bla genérico habitual, sin colgarse ninguna medalla solidaria que, como Estado, no nos hemos ganado.
Un poco de respeto a los ciudadanos, Majestad.
Dado el lamentable papel que hemos tenido en la actual crisis de los refugiados en la que el gobierno, y por tanto España como país, ha tenido un papel lamentable, a la cola de la falta de solidaridad, esta afirmación real está totalmente fuera de lugar por ser totalmente falsa. Muchos ciudadanos españoles, que lamentamos profundamente esta actitud del gobierno, hubiéramos deseado que el Rey hubiera hecho una autocrítica de nuestra actitud y manifestado un cierto "propósito de enmienda". A falta de autocrítica, el Rey podría haberse limitado al bla, bla, bla genérico habitual, sin colgarse ninguna medalla solidaria que, como Estado, no nos hemos ganado.
Un poco de respeto a los ciudadanos, Majestad.