sábado, 13 de diciembre de 2014

La esperpéntica sanidad madrileña

Si el sistema sanitario es uno de los pilares del Estado de Bienestar, en Madrid hemos tenido muy poca suerte.

A finales de enero de este año tuvo que dimitir como consejero de sanidad Fernandez Lasquetty "el privatizador", después de que el  Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) rechazara el recurso de la Comunidad y de las concesionarias de seis hospitales públicos, contra la paralización del proceso privatizador.

A su sustituto, un médico con aparente perfil técnico, podría apodarsele "el patoso", por su enorme capacidad de meter la pata, sea o no necesario.

La crisis del ébola puso de manifiesto el estado en que los recortes sanitarios están dejando a la sanidad madrileña y española. El traslado de los dos religiosos cooperantes, en una operación de "sacar pecho" cuando se estaba desmantelando el Centro de referencia Carlos III, fue el primer paso de una cadena de errores que siguieron con los fallos en la atención y traslado a la auxiliar enfermería infectada, a los riesgos que corrieron por mala gestión las personas que se vieron involucradas en este episodio, y a la forma en que se realizaron los procesos de desinfección de su domicilio y de otras dependencias afectadas.


En este contexto, el Sr. Consejero hizo unas penosas declaraciones, llamando mentirosa a Teresa Romero, culpabilizándola por su supuesta incapacidad para ponerse el traje de protección o afirmando que «No debería de estar tan mal, porque fue a la peluquería»

Estas primeras declaraciones podrían explicarse por un torpe intento de intentar justificar las actuaciones de la administración sanitaria madrileña pero, la apostilla final, una vez que, afortunadamente, Teresa había conseguido recuperarse, en las que el tal Rodriguez se apunta los méritos de que la auxiliar de enfermería hubiera sobrevivido y de que España estuviera libre de  ébola, son totalmente gratuitas y propias de un torpe genético, que ha obligado una entidad tan poco dada a tomar decisiones como el PP, a cesarle de forma fulminante.

En política se puede ser de derechas, incluso muy de derechas, pero que un personaje con el grado de estupidez que ha demostrado tener este ya ex-consejero, alcance un puesto de tanta responsabilidad, sigue siendo increíble.