viernes, 17 de abril de 2015

El PP se echa al monte en Andalucía

La excesiva crispación que hay en nuestras instituciones políticas es un mala práctica que habría que erradicar cuanto antes. El asunto se agrava cuando la crispación no tiene un fundamento real sino que supone un simple movimiento táctico, o lo que es peor, una reacción visceral por un tema menor.

Las fuerzas políticas andaluzas de la oposición tienen que resolver cuanto antes la investidura de Susana Diaz, y, fundamentalismos aparte, no tienen más salida que favorecerla por la vía de la abstención, preferiblemente de Podemos, C´s e IU, aunque en este último caso solo tenga valor simbólico.

El escenario político andaluz, con un partido claramente dominante, es uno de los más sencillos que se pueden presentar en el panorama autonómico. Dentro de dos meses, se van a encontrar esquemas parlamentarios y municipales con dos o más partidos con representaciones muy equilibradas, bastante más complicados de gestionar.

En este contexto que el PP se "eche al monte" por la composición de la mesa, es auténticamente esperpéntico  por ser un asunto, que reglamento en mano (art. 34 y 36), no tiene mayor recorrido.

Además, la propuesta alternativa, no reglamentaria, que hace el PP de representación proporcional en la mesa, tiene trampa, porque con ella la composición no sería, la que ellos pretenden:
  • PSOE 3, PP 2, Pod 1, C´s 1, IU 0,
 sino, esta otra muy diferente:
  • PSOE 4, PP 2, Pod 1, C´s 0, IU 0
con lo que Pod y C´s quedarían fuera de la mesa, el PSOE tendría mayoría absoluta en ella y la oposición perdería mucha capacidad de control.

La composición, reglamentaria, que se ha aprobado:
  • PSOE 3, PP 1, Pod 1 C´s 1, IU 1
permite la representación de todos los grupos y da mayoría a la oposición, con lo que refleja de forma clara el resultado electoral.

La pataleta por la mesa suena a plan B del PP, después de intentar sin éxito, forzar con sus votos y los de Podemos, la elección de un presidente de este último grupo. Una solución de estas características no la hubiera entendido nadie y solo hubiera servido para deteriorar más todavía, las relaciones en el parlamento de Andalucía. Afortunadamente Podemos ha tenido la sensatez suficiente para desechar esa propuesta.

El PP haría bien en tomarse unas tilas para calmarse y aceptar, de una vez, el mal resultado que ha tenido en las urnas en Andalucía.