miércoles, 27 de julio de 2016

¡¡Vaya cara!!

El empleo precario, en negro, sin seguridad social y mal pagado es una desgracia a la que están sometidos muchos trabajadores,  como consecuencia de la crisis, especialmente en el servicio doméstico.

No es moralmente aceptable culpabilizar al trabajador de esta situación cuando está obligado por las circunstancias a ganarse la vida como puede, pero es evidente que es el empleador quien se aprovecha de la necesidad y evita pagar los costes sociales.

La legislación obliga al empleador, en el caso del servicio doméstico que con mucha frecuencia se presta por horas, a pagar las cotizaciones sociales del empleado por el tiempo del servicio, este dado de alta o no en autónomos.

Que un dirigente político de un partido campeón de la demagogia como Podemos, tenga un asistente persona la su servicio sin dar de alta es muy grave, pues se supone que tiene que dar ejemplo.

Pero que utilice el argumento de la precariedad social para justificarlo es echarle a la vida una cantidad de cara dura impresionante. Compañero Pablo, tu eres en este caso el empleador, la patronal si lo prefieres, y te estás aprovechando de las necesidades laborales para no cumplir con tus obligaciones.

Que aproveches tu falta para, además, hacer demagogia barata, es de aurora boreal, un poco de respeto a la gente que decís representar. Cumple con tus obligaciones, pide disculpas por la infracción, pero no aproveches para hacer demagogia. Aunque forma parte del código genético de Podemos hacer demagogia siempre que se pueda, deberíais tener un límite y un poco de humildad.

jueves, 14 de julio de 2016

Lo que vale un peine

Hay algunos "elementos menores" del ejercicio del poder que adquieren un significado que va más allá de la simple anécdota.

Se acaba de hacer público que el presidente de Francia, Francoise Hollande, tiene a su servicio permanentemente durante 24 horas, a un peluquero para estar siempre en perfecto estado de revista. El barbero tiene una retribución de 9.895 € al mes, 118.740 € anuales.

Más allá de la exagerada retribución del barbero, más propia de un ejecutivo de alto nivel,  sorprende el concepto de reyezuelo feudal que tiene este presidente, por muy socialista que sea, que necesita un barbero para que le peine a diario.

No cabe  ninguna duda de que un presidente tiene que estar siempre presentable pero de ahí, a necesitar un peluquero a su servicio durante 24 horas, va un abismo

¿Como puede entender lo que le pasa a sus ciudadanos un tipo que no es capaz de peinarse el solo? ¿Necesita un presidente, ministro o alcalde de los servicios permanentes de un barbero a precio de oro?

Hace unos meses se publicó la crítica de un concejal de la oposición de Zaragoza porque su alcalde cargaba el coste de los productos que utilizaba en su baño municipal. El alcalde explicaba, con razón, que tenía que estar presentable en todo momento y que necesitaba disponer en el Ayuntamiento de un baño con los elementos necesarios. Entre el puritanismo ridículo de ese concejal de la oposición y el abuso flagrante del presidente francés va un abismo, aunque el objetivo, por otra parte perfectamente lógico, sea el mismo, que el mandatario tenga buena presencia en todo momento.

En el siglo XVI, antes de la existencia del papel higiénico, se instauró en la corte inglesa la figura del "limpia culos real", oficio muy demandado por jóvenes aristócratas por las ventajas que proporcionaba la proximidad al monarca, aunque fuera por detrás. Esa figura duró hasta comienzos del siglo XX. Ignoro si en Francia existía una figura semejante y si el presidente francés la ha rescatado.

Este tipo de abusos, derivados de la arrogancia de algunos mandatarios, contribuyen de forma importante al desprestigio de los políticos que se sienten una casta aparte, superior a la de los ciudadanos que representan.