martes, 17 de junio de 2014

Mercadillo en el Parlamento

El debate parlamentario relativo a  la Ley Orgánica de abdicación del Rey Juan Carlos I ha tenido un desarrollo esperpentico por la actitud que han mantenido algunos partidos minoritarios. El texto de la Ley no puede ser mas conciso: 

Artículo único. Abdicación de S. M. el Rey Don Juan Carlos I de Borbón.

1. S. M. el Rey Don Juan Carlos I de Borbón abdica la Corona de España. 
2.La abdicación será efectiva en el momento de entrada en vigor de la presente ley orgánica.

Su contenido es también muy claro, pues del mismo modo que una dimisión se presenta al superior jerárquico para que la acepte, el Rey presenta su dimisión, en su caso abdicación, al Parlamento, representante del pueblo y por tanto su superior jerárquico.

En definitiva esta Ley, de carácter meramente formal, lo que realmente representa es la sumisión de la monarquía al pueblo .

Un voto en contra a la abdicación se justificaría en el supuesto caso de que la heredera de la corona hubiese sido alguien como la infanta Cristina, imputada en diversos delitos económicos y fiscales, y que por tanto no reúne los requisitos mínimos imprescindibles para ser reina. Seria muy positivo que la infanta estuviera ya fuera de la linea de sucesión, para evitar la situación, por improbable que sea, que le llegase el turno de reinar.

¿Tiene sentido  entonces abstenerse o votar en contra como han hecho algunos partidos de la izquierda, de carácter nacionalista o de ambas cosas a la vez?

El espectáculo de estos grupos se parecía bastante a un mercadillo de pueblo en el que cada uno reivindicaba su "producto": referéndum, derecho a decidir o simplemente su bandera. Recordaban a aquel escritor que fue a la TV solamente a hablar de su libro, y le importaba un pimiento cualquier otra cuestión.

Creo que se trata de practicas de oportunismo político que no hacen ningún favor ni a la reivindicación de un régimen republicano, ni a la búsqueda de soluciones a los problemas de los nacionalistas. Ambas cuestiones pueden tener solución, aunque no fácil, en el ámbito constitucional

Estas actitudes esperpenticas también  contribuyen al desprestigio de la política. Si son estos grupos el recambio de los actuales partidos mayoritarios, estamos listos.