sábado, 3 de diciembre de 2016

Feminismo Siglo XXI

Aunque el avance de la lucha por la igualdad de la mujer ha sido muy importante en los últimos años, más en el terreno de las ideas que en el de la realidad, todavía quedan emboscados algunos reductos de machismo casposo residual, ligados a organizaciones ultracatolicas y al Partido Popular. La erradicación total de esos elementos no parece posible, pues siempre quedaran algunos residuos en alguna parte, pero si es posible y hay que hacerlo, quitarles cualquier elemento de representatividad social.

El caso de David Pérez, alcalde de Alcorcón, es paradigmátoco, sus declaraciones, de un machismo repugnante son impresentables. Se hicieron  hace año  y medio, en unas jornadas organizadas por una asociación fundamentalista católica pero, a pesar de la impunidad que le proporcionaba esa circunstancia, se han acabado conociendo, gracias a la visibilidad que la red proporciona. Una vez conocidas sus declaraciones los grupos de la oposición en Alcorcón, incluyendo incluso al propio PP, no tienen excusa alguna para no superar sus diferencias y aprobar una moción de censura que mande a su casa a este lamentable personaje.

En otro contexto, y sin animo de comparar, coincidiendo en el tiempo con el alcalde de Alcorcón, se han difundido unas pintorescas declaraciones del líder de Podemos, sobre la feminización de la política en las que hace una extraña disquisición filosófica sobre el papel de las madres en la femeinización de la política, para afirmar que lo más importante no es que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad en todos los ámbitos, sino que sigamos el ejemplo de nuestras madres.

No, compañero una de los objetivos claves de la lucha por la igualdad es que las mujeres ocupen el 50% de puestos de responsabilidad que les corresponde, en todos los niveles, públicos y privados y en ese objetivo parecía que no hubiera ninguna duda entre los partidos progresistas. Puede haber diferencias sobre las estrategias, sobre los niveles de discriminación positiva, o sobre el papel de las madres si lo consideras relevantes, pero el objetivo de que las mujeres ocupen los puestos de responsabilidad que les corresponden está fuera de cualquier duda.

Parece que su excesivo adanismo y su afán de originalidad han vuelto a jugar una mala pasada a P.Iglesias que a veces estaría mejor callado.

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